DEL INTIMISMO A LO SUPERFICIAL, DE LO INDISPENSABLE A LO BANAL

Así como cada uno tenemos una opinión, cada uno tenemos una visión de las cosas. El prisma es infinito para cada persona, nunca hay dos visiones con cada matiz igual.

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miércoles, 24 de febrero de 2010

¡INCOMPETENTE!

Esta noche no he podido evitar irme a dormir sin antes dejar el poso de la sensación que me genera la incompetencia.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, la incompetencia se define sólo bajo una acepción, a saber: 1. f. Falta de competencia o de jurisdicción.
Curiosamente, la palabra competencia tiene más de una acepción, pero la que creo que plasma perfectamente aquella sensación de la que hablaba al principio es la siguiente:
2. f. Oposición o rivalidad entre dos o más que aspiran a obtener la misma cosa.

Prometo que no entiendo como cada día puedo ver a tanta gente rodeada de una aura pesimista. Un aura que con el tiempo ha ido reculando hasta formar parte del callo de la resignación cotidiana de las personas. Esta sensación generalizada afecta e incide sobre el estado anímico de mucha gente. Incluso aquella gente que no padeciendo el crudo día a día de los que afrontan las inclemencias de nuestra economía, se impregnan de la resignación del resto. Pero claro, todo ello es movido por el asentimiento complaciente de quien ve los toros desde la barrera. De quien piensa que algún día será alguien cercano quien les pueda compadecer, a sabiendas de que la leva de la crisis aún no ha acabado para esta batalla.

No puedo dejar de entrever el paroxismo de nuestra clase política acomodada en la falta de sensibilidad de un pueblo que les elige para poner en marcha sus estrategias de partidos "empresariales" políticos. En palabras de la política de Platón, hemos pasado de su definición de democracia a la oligarquía de los electos. De aquellos que nos contentan con demagogias que disfrazan sus tejemanejes en causas perdidas para un pueblo que, realmente, no es el nuestro.

Hacer una crítica sin dar una solución, aunque sea parcial, puede ser una crítica valdía. Me escudo en que mi escrito no es una crítica, sino simplemente una visión gráfica de mi percepción de los dirigentes de mi país. No obstante, creo que deberíamos plantearnos una reflexión profunda y de calado en torno a la degeneración de las libertades que consensuamos hace poco más de 30 años.

Me declaro insumiso a esta democracia en la que cada vez creo menos. Tanto es así que en este sistema turbio me declaro tanto o más que los políticos que los políticos que lo engalanan: INCOMPETENTE.

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