DEL INTIMISMO A LO SUPERFICIAL, DE LO INDISPENSABLE A LO BANAL

Así como cada uno tenemos una opinión, cada uno tenemos una visión de las cosas. El prisma es infinito para cada persona, nunca hay dos visiones con cada matiz igual.

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domingo, 10 de enero de 2010

El día a día y el momento que me toca

Sí, sí, sí y mil veces sí.

¿A quién no le encantan las sorpresas que puede llegar a dar la vida? Incluso los momentos más amargos se convierten en especiales cuando se miran desde otra óptica.
Al compartir determinadas vivencias uno se da cuenta de que el mundo es más simple y más pequeño en opciones de lo que imaginamos. Bien es cierto que cada historia lleva la impronta personal de uno, de cada individuo, y de ahí la diversidad de lo que acontece. Te preguntarás porqué llevo esta reflexión a mi bitacora y lo cierto es que yo mismo no sé bien en que divagaciones me he enredado. A veces uno busca dar salida mediante las palabras a cosas especiales que le gustaría contar a gritos, pero por no sé qué muy correctas razones no lo hacemos. Y es aquí por lo que me veo escribiendo.

¿Qué lleva a las personas a no aportar una claridad total a sus sentimientos? ¿Cuáles son los miedos que nos recortan la expresividad? ¿El miedo al ridículo, a pensar que cuando la gente ve a una persona feliz le tachen de ingenuo, de iluso?
Esta semana me he dado cuenta de que todo en esta vida puede ser bonito si se comparte con alguien especial. El amor por una persona, por un amigo, da lo mismo. Pero lo cierto es que desde esa óptica particular que hablaba al principio, aquella en la que realizarse ante lo bueno y ante los contratiempos, es la mejor parte de la vida.

Si algún día lees esto, tú y sólo tú sabrás a quien van dirigidas estas palabras. Por ello quiero darte las gracias, por aparecer en mi vida en algún momento de la misma y llenarla de ilusión aunque simplemente sea eso: un momento.

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